”...si los obreros han asimilado la doctrina de Marx, es decir, si han
comprendido que es inevitable la esclavitud asalariada mientras subsista el
dominio del capital, no se dejarán engañar por ninguna reforma burguesa.”
- V. I. Lenin (Marxismo y reformismo) -
¿No serán en realidad las atrocidades que denunciamos y que creemos foco de
todas nuestras desdichas meras cortinas de humo para desviar nuestra mirada de
la llave que podría abrir las puertas a una sociedad más justa? Si hay algo
sobre lo que no hay duda es que vivimos en un sistema corrupto, y decía hace
poco un camarada que pocas expresiones hay más revolucionarias que preguntar
porqué. Si nos preguntásemos por qué motivo el gobierno y las instituciones se
encuentran infestados de corrupción, en lugar de cargar una y mil veces contra
tal o cual por ser un chorizo, quizá hallaríamos respuestas. ¿Por qué los
sobres de Bárcenas nos hacen enrojecer de ira - o perder nuestro tiempo
haciendo fotomontajes en facebook - en lugar de cargar contra el sistema que
genera tal conducta? Debe de ser porque en Islandia una gran rebelión popular
bien provista de cacerolas forzó a que se juzgara a políticos y banqueros y a
que se redactara una nueva constitución, lo cual puede resultar seductor,
cuanto menos. Puede que para quienes siguen soñando con que la burbuja de
bienestar en la que vivían hace un lustro vaya a regresar para envolverlos de
nuevo, Islandia suponga un ejemplo a seguir, pero lo cierto es que aquí la
realidad es bien distinta, y las medidas ya implantadas tienen lo mismo de
inhumanas que de irreversibles dentro de las estructuras del sistema
capitalista. Podemos seguir soñando con que se juzgue y encarcele a Botín o a
de Guindos por simple presión popular, podemos gritarlo a los cuatro vientos o
podemos sugerírselo a una pared, en cualquier caso el resultado que
obtendríamos sería el mismo.
Claro que la corrupción resulta algo deleznable y no falto de trascendencia,
claro que merece ser castigada en vez de premiada o pasada por alto. El robo al
pueblo siempre ha de ser castigado. Ahora bien, gritarles que dimitan no
solamente no es la solución, sino que corremos el grave peligro de dar paso a
un puñado de tecnócratas operando con total impunidad y al fin y al cabo sería lo que hemos estado
reclamando. Mucha gente se alegró de la dimisión de Esperanza Aguirre, pero
ésta no se encuentra hoy cargando pedruscos en un campo de trabajos forzados,
continúa haciendo política y se ve a leguas que algo trama, además de que ni
siquiera fueron las voces que venían reclamando su dimisión hacía años las que
indujeron su renuncia. ¿Y la situación del País Valenciano ha mejorado tras la
dimisión de Camps? No lo ha hecho, como tampoco la enseñanza se dejará de
mercantilizar si el ministro Wert renuncia mañana a su cargo por no poder
soportar el peso de la culpa. Ni tan siquiera la Corona estaría exenta de ser
reemplazada por otro modelo si fuera menester a los intereses del capital
financiero. En Grecia experiencias pasadas nos demuestran lo que vale un
referéndum bajo la bota de la Unión Europea, y unas elecciones anticipadas no supondrían
más que una leve molestia para la burguesía, que acabaría posicionando de nuevo
sus fichas. Decía recientemente Julio Anguita en una entrevista para La Sexta que la solución
radica en “que ningún ciudadano vuelva a votar a ningún corrupto”, un vago
análisis para un asunto que es tan grave como complejo.
En mi firme opinión, la base del problema, su núcleo, es el capitalismo, y el
capitalismo no admite reformas ni estará jamás dispuesto a dimitir por más que se le grite. Encarcelar a
políticos y banqueros debiera ser si no el último, uno de los últimos síntomas
de un cambio estructural muchísimo más profundo y que iría más allá de poner
una tirita aquí y un parche allí. La completa superación de un sistema
corrupto, obsoleto, plagado de contradicciones y condenado a desaparecer para
ser reemplazado por otro más justo. El socialismo.
- Kevin Laden -