“Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación,
os harán amar al opresor y odiar al oprimido.”
- Malcolm X -
- Malcolm X -
No basta con que él diga: la he jodido. Las portadas de todos los
diarios reiteran en enormes mayúsculas: la ha jodido. Ahora ya no hay ninguna
duda, y todo el mundo exclama al unísono: toda la culpa la tienes tú.
Es absurdo, pues, atribuirle pecados a alguien que no sea quien llevaba en sus
manos los mandos de una máquina y cientos de vidas a sus espaldas. Es
inconcebible señalar a otra persona o cualquier otro tipo de ente, que no se
ganara el sustento transportando un armatoste creado únicamente para el
usufructo de unos pocos empresarios. No tiene sentido culpar a nadie más que a
quien manejaba los mandos de ese veloz gigante metálico, y aunque éste no
contara con su correspondiente sistema de seguridad y frenado automático debido
a un recorte en el presupuesto, quien debía haber tenido en cuenta tal detalle,
no lo hizo, y ahora carga sobre su conciencia 80 vidas truncadas y otros tantos
heridos graves, consecuencias funestas debidas a un fatal error humano y nada
más. No se os ocurra pensar en cualquier otra posibilidad, tened un respeto por
las víctimas, ¡cielo santo!
No especuléis, no alimentéis conspiraciones, ni desconfiéis de la versión
oficial. No hagáis caso a los que, pretendiendo hacer demagogia de lo que se
trata sencillamente de una macabra broma del destino, aseguran que la reducción
de un 70% del gasto destinado al mantenimiento de la infraestructura tuvo algo
que ver, o a quienes se atreven a insinuar que tal maravilla del progreso jamás
debería haber sido construida. Nada más lejos de la realidad. Donde en otro
tiempo no hubieron más que inservibles zonas verdes y poblados chabolistas hoy
circulan trenes de alta velocidad, en lo que se trata de un admirable ejercicio
de avance, y aunque estos trenes hayan de pasar por curvas tan críticas como la
protagonista de los desafortunados acontecimientos, son un claro ejemplo de que
el sistema funciona a pesar de todo.
Así como los accidentes laborales son el desafortunado resultado de las
imprudencias de los trabajadores y no se debe buscar a otros culpables, este
tipo de catástrofes nos son algo distinto. Errar es humano, por eso el
presidente del gobierno le envió sus condolencias a los chinos en vez de a los
gallegos, y por eso toda la responsabilidad del accidente debe asumirla el
trabajador que iba dentro de esa cabina y no la constructora del fatídico
tramo, ni la política del desmantelamiento de lo público, – o lo que es lo mismo,
de lo que no da beneficios – impuesta por el gran capital y gestionada por el
mismo gobierno que supo afrontar de forma plausible y de igual manera sucesos
similares como los del accidente del metro en Valencia, el mismo que de manera tan
acertada ha apostado por la sanidad privada para curar a los heridos.
Ha sido un accidente y por lamentable que resulte, si el destino lo ha querido
así, nada podemos hacer, salvo recordar en todo momento que si no ha sido ETA,
toda la culpa es nuestra y de nadie más.
- Kevin Laden -