“Aquí está la Navidad, pon tus sueños
a jugar”
- Campaña de la Lotería de Navidad, 2013 -
Artículo publicado en la revista digital de los CJC, Tinta Roja
Artículo publicado en la revista digital de los CJC, Tinta Roja
Con la llegada de los festejos navideños a la vuelta de la esquina, un
año más se cierne sobre las cabezas de las clases populares y arrecia cada vez
más fuerte el habitual e indiscriminado bombardeo de anuncios publicitarios
que, si bien no cesan en ningún momento durante los 365 días que tiene el año,
es en estas fechas cuando se intensifican de forma desmesurada las campañas
comerciales de muchas de las empresas más poderosas, que buscan multiplicar al
máximo posible sus beneficios llamando a la clase obrera al placer del consumo
desorbitado y de un falso, sintético y fugaz bienestar que devuelve a quienes
puedan permitírselo la ilusión de ese estado irrecuperable que el sistema
ofrecía hace apenas cinco o seis años, cuando el sueño de una vida estable
dentro del capitalismo todavía era para muchos una realidad alcanzable.
Al chaparrón de infinidad de ofertas, rebajas de precios y juegos de azar que
no hacen sino alimentar falsas y alienantes esperanzas, se añade una de las
características más significativas de la fraudulenta ideología de los gigantes
del consumo, que consiste no solamente en hacer creer al usuario que puede
permitirse vivir por unos días en el interior de una fiesta de Isabel Preysler,
sino que de una forma mezquina se encarga también de generar necesidades que no
son tales, mediante la propaganda constante e insistente que alienta a la
compra de tal o cual producto que sencillamente “no puede faltar estas
navidades en ningún hogar”. Ya sea mediante el ingente despilfarro de alimentos
o de la compra de juguetes que hagan las delicias de los más pequeños y de sus
ilusiones, y los vayan preparando para un futuro despiadado pero con muchos
adornos de colores, el objetivo es crear una alegre aunque asfixiante atmósfera
para que una vez al año, los trabajadores puedan sacar por unos momentos la
cabeza a la superficie y exhalar un soplo de aire, aunque sea del aire viciado
y corrupto del Espíritu de la navidad en el capitalismo, que huele a miseria y
castañas asadas.
Pero el artificio de la Navidad nos lo podemos encontrar no solamente en las
campañas publicitarias de las grandes firmas nacionales y multinacionales,
también lo encontramos en unas cifras nada halagüeñas para la clase trabajadora.
Según la empresa de trabajo temporal Adecco, durante estas fiestas navideñas se
crearán unos 200.000 puestos de trabajo, lo cual que se nos plantea como algo
positivo ya que se prevé que el empleo aumentará un 5% más que el año pasado.
Esto no supone más que un considerable aumento del trabajo precario en forma de
contratos eventuales o de obra y servicio, o lo que es lo mismo, personal que
durante no más de dos o tres semanas se encargará de cubrir por el salario
mínimo todo el trabajo extra que conlleva para las empresas la celebración del
nacimiento del niño Jesús. Empresas que son expertas en la vulneración de los
derechos de los trabajadores, que extorsionan a sus empleados, les prohíben
sindicarse y persiguen a quienes ya lo están, como es el caso de Mercadona. Grandes
superficies como las que recientemente firmaron un convenio que se saldó con
una congelación salarial hasta 2016, y con la conversión de domingos y festivos
en días plenamente laborables. Un convenio con el que el personal de este tipo
de cadenas se encuentra trabajando más horas y cobrando un 20% menos en firmas
como Carrefour, Alcampo o Ikea. Otras firmas decidieron descolgarse de este
convenio aplicando además una reducción adicional de un 15% del salario de sus
trabajadores y eliminado su seguro médico a pesar de cosechar notables
beneficios, como es el caso de la Fnac. Explotadores natos como Inditex, Cortefiel
o El Corte Inglés y otras muchas empresas de alimentación, de textil, de mensajería
y distribución o de hostelería, - este último, uno de los sectores más
precarios y con mayor presencia juvenil ocupando sus puestos, - incrementarán
sus beneficios a costa del sudor de la clase trabajadora, y esto es algo que
los comunistas no podemos pasar por alto.
El capital necesita completar a toda costa su ciclo de producción, y para ello
se sirve entre otras muchas cosas, de la cultura del consumo para aumentar su
tasa de ganancia. En este sentid, como ejemplo más significativo del decadente natural
funcionamiento del capitalismo, tenemos estas fechas de origen religioso en las
que cada vez de forma más indiscriminada, se nos acribilla con propaganda
destinada a alienar y envilecernos, generándonos necesidades falsas o
acrecentando las que ya tenemos, ya que centrando el consumo únicamente en las
necesidades reales del conjunto de la clase obrera, no obtendrían suficiente
cuota de ganancia. Para esto hay que engañarla y exprimirle hasta la última
gota. Aunque eso sí, dándonos a entender con horripilantes anuncios y
decrépitas tonadas que nuestra suerte puede cambiar comprando lotería.
Pero las trabajadoras y los trabajadores no vamos a poner nuestros sueños a
jugar por un futuro de cuento de hadas, sino que vamos a conquistar una
realidad mediante la lucha y la organización, porque ya no creemos ni en Santa
Claus, ni en los Reyes Magos ni en un futuro digno dentro del capitalismo.
- Kevin Laden -
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